Diagnóstico del concreto: La clave para la correcta impermeabilización de elementos de concreto.

En el mundo de la construcción, uno de los errores más comunes —y costosos— es colocar un sistema impermeable sobre un concreto que no ha sido debidamente evaluado. Ya sea por desconocimiento, falta de tiempo o simplemente por omitir este paso, lo cierto es que esta práctica puede poner en riesgo todo el sistema constructivo.
Impermeabilizar una superficie de concreto que presenta debilidades, carbonatación o baja resistencia no solo compromete la durabilidad del recubrimiento, sino que puede derivar en desprendimientos, filtraciones y costosas reparaciones a mediano plazo. Por ello, realizar un diagnóstico previo del estado del concreto debe ser una práctica esencial antes de instalar cualquier sistema impermeable.
En este artículo te compartimos dos herramientas clave que permiten evaluar la calidad del concreto de forma práctica y no destructiva: el esclerómetro y la fenolftaleína.
Esclerómetro: evaluando la resistencia superficial
El esclerómetro, también conocido como martillo de rebote o martillo de Schmidt, es un dispositivo portátil utilizado para estimar la resistencia a la compresión del concreto.
Su funcionamiento es simple: al accionar el esclerómetro, una masa interna golpea el concreto con una fuerza determinada. El equipo mide el rebote del impacto, el cual está relacionado directamente con la dureza del material. A mayor rebote, mayor es la resistencia del concreto.
¿Por qué es importante esta prueba?
Un concreto con baja resistencia puede parecer estable al ojo humano, pero ser incapaz de soportar cargas o resistir la adherencia de un sistema impermeable. Esto podría traducirse, con el paso del tiempo, en desprendimientos del recubrimiento, pérdida de impermeabilidad y hasta riesgos estructurales si hay exposición continua a la humedad.
Además, el uso del esclerómetro permite:
- Detectar zonas débiles o heterogéneas en la superficie.
- Identificar áreas que requieren reparación antes de aplicar recubrimientos.
- Confirmar si el concreto ha alcanzado la resistencia especificada en el proyecto.
Esta prueba es rápida, económica y no requiere dañar la estructura, lo cual la hace ideal para inspecciones en obra o rehabilitaciones.
Fenolftaleína: revelando la carbonatación
Otro enemigo silencioso del concreto es la carbonatación. Este proceso químico ocurre cuando el dióxido de carbono (CO₂) presente en el aire reacciona con la hidróxido de calcio del concreto, disminuyendo su pH y reduciendo su capacidad de protección frente a la corrosión del acero de refuerzo.
La fenolftaleína es un reactivo químico que se usa como indicador de pH para detectar si el concreto ha sido afectado por este fenómeno. Su aplicación es sencilla:
- Se realiza un corte o extracción superficial del concreto.
- Se aplica la solución de fenolftaleína en la superficie expuesta.
- Si el concreto se torna color rosa o morado, el pH es superior a 9, lo que indica que el concreto aún es alcalino y no está carbonatado.
- Si la superficie no cambia de color, es señal de que el pH ha descendido, y por tanto el concreto está carbonatado.
¿Por qué es importante detectar la carbonatación?
La pérdida de alcalinidad deja al acero de refuerzo vulnerable a la corrosión. Con el tiempo, esta corrosión puede expandirse, generar fisuras y provocar desprendimientos tanto del recubrimiento como del concreto. En estructuras donde se instalará un sistema impermeable, esto puede traducirse en una falla prematura del sistema.
Detectar y delimitar las zonas afectadas por carbonatación permite planificar acciones correctivas, como la reparación del concreto, aplicación de inhibidores de corrosión o recubrimientos protectores, antes de colocar el sistema impermeable.
¿Qué hacer con los resultados?
Una vez aplicadas estas pruebas, se pueden presentar tres escenarios:
- Concreto sano y resistente:
Ideal para proceder con la aplicación del sistema impermeable sin mayores complicaciones.
Solo será necesario realizar una limpieza adecuada de la superficie y seguir los protocolos de instalación del producto. - Concreto con baja resistencia o carbonatado en algunas zonas:
Se deben realizar reparaciones localizadas antes de aplicar el sistema. Esto puede incluir la demolición de partes deterioradas, aplicación de morteros de reparación, imprimantes y niveladores. - Concreto generalizado en mal estado:
En este caso, la recomendación es realizar una rehabilitación completa antes de pensar en cualquier sistema impermeable. Colocar un recubrimiento sobre un soporte débil es una solución temporal condenada al fracaso.
Conclusión: sin diagnóstico no hay garantía
La durabilidad de un sistema impermeable no depende solo de su calidad, sino también del estado del soporte que lo recibe. Un concreto deteriorado compromete todo el sistema, por más avanzada que sea la tecnología del impermeabilizante.
Por eso, incluir el diagnóstico del concreto en tu protocolo de obra es más que una buena práctica: es una forma responsable y profesional de garantizar el rendimiento a largo plazo del sistema.
A través del esclerómetro y la fenolftaleína, puedes tener una visión clara del estado del concreto y tomar decisiones informadas antes de impermeabilizar. Esta evaluación no toma mucho tiempo, pero marca una gran diferencia en la calidad final de tu proyecto.